jueves, 12 de marzo de 2015

DERROTISMO ANTE EL IMPERIO NO CABE ENTRE NOSOTROS. CERREMOS FILAS AL LADO DE VENEZUELA SIN VACILACIONES

DERROTISMO ANTE EL IMPERIO NO CABE ENTRE NOSOTROS. CERREMOS FILAS AL LADO DE VENEZUELA SIN VACILACIONES
Manuel Moncada Fonseca

Adoptar posiciones derrotistas ante las amenazas yanquis contra Venezuela, o dicho de modo más directo, concebir la derrota, no es patriótico, nuestroamericano, ni solidario. Jamás la palabra derrota debe estar en nuestras bocas, salvo cuando le sea propinada a los enemigos de los pueblos, preferiblemente deteniendo su mano invasora. 


Venezuela es hoy América Latina y El Caribe enteros. Que la agredan -utilizando cualquier pretexto, incluyendo un autoatentado fabricado por la CIA- como lo han estado haciendo desde que el Comandante Hugo Chávez apareció en la vida política de su país, en 1999, ha significado y sigue significando una agresión contra el resto de la región. 

Bien dice Atilio Borón, tras Venezuela, vendrían Argentina y Brasil, de ahí que sea indispensable la solidaridad entre los países de la región unos con otros. Y, sin duda alguna, tras estos países, vendrían todos los demás. No es fortuito que los países del Alba en su conjunto y por separado, manifiesten su respaldo incondicional con la Revolución Bolivariana; los mismo están haciendo la CELAC, UNASUR y PETROCARIBE. El balance general, favorece más a la integración continental y a la oposición al guerrerismo que a la desarticulación y complicidad con el imperio. 

Algunos países de la región están prestándose al juego macabro de Obama, quien lleva ya 7 guerras abiertas en su haber; todas por el petróleo, como trasfondo real de las mismas. No debe así sorprendernos que Perú esté permitiendo la ocupación militar de su territorio, por soldados yanquis; que en Colombia estén instaladas más de 7 bases militares que, desde hace rato, apuntan contra todo el continente y, particularmente, contra Venezuela. México está en manos de Obama, la CIA y el narcotráfico. 

Entre los pueblos, el apoyo a la unidad continental, al cierre de filas a favor de Venezuela, es mucho mayor, porque también abarca a los países bajo la férula de Washington a través de sus gobiernos. 

No está demás referir que Venezuela lleva muchos años preparándose, en todos los campos, para defenderse de sus enemigos internos y externos. Una incólume unidad cívico-militar, formada por el pueblo en sus diversas expresiones y las fuerzas armadas en su conjunto, constituye el escudo protector dispuesto a repeler, con determinación y arrojo, al invasor. Venezuela no es Chile de septiembre de 1973, ni el Panamá de diciembre de 1989.

Mas, no debemos dejarla sóla. Es por ello que la mayoría de los gobiernos de la región la acuerpan y le expresan su solidaridad. 

En el aspecto particular, más que estar viendo con temor la posibilidad de una intervención militar directa contra la Venezuela Bolivariana -hecho en sí mismo comprensible-, debemos denunciarla en cuantos foros nos sea posible. Por eso, debemos ser conscientes de hacer lo que procede, en este aspecto, en las redes sociales, sin escatimar esfuerzos y sin importar de qué país del mundo seamos. Se debe, pues, respaldar a los gobiernos que están con Venezuela y hacer presión contra aquéllos que respaldan abierta o solapadamente las posiciones guerreristas de EEUU en su contra. 

Y si la agresión se materializa, habrá que proceder en la línea de convertir a toda la región latinoamericana y caribeña en una muralla antiguerrerista, que se bata en cualquier trinchera contra el invasor, en correspondencia con las posibilidades que esta lucha posea en cada rincón de Nuestra América y, sin duda, de las acciones que el imperio despliegue aquí o allá. 

Venezuela somos todos, desde México a Tierra de Fuego, pasando por todas y cada de las islas del Caribe, incluyendo a Puerto Rico… y allende el hemisferio occidental…

lunes, 9 de marzo de 2015

8 DE MARZO NO ES UNA FIESTA, ES UNA CONMEMORACIÓN



 8 DE MARZO NO ES UNA FIESTA, ES UNA CONMEMORACIÓN
Manuel Moncada Fonseca


El 8 de marzo no es una fiesta, es una conmemoración; es un llamado permanente a resistir, a combatir las injusticias, la brutal desigualdad de derechos y de bienes, la explotación y la rapiña; es un clamor contra las guerras de agresión; es lucha destinada a cambiar de raíz el orden socioeconómico impuesto globalmente, mismo que afecta a la mayoría aplastante de la humanidad, especialmente a las mujeres trabajadoras. No es tampoco un propósito destinado a confrontar entre sí a la mujer trabajadora y al hombre trabajador, sino una invitación a que luchemos juntos por un mundo en el que quepamos todos, con justicia social plena de por medio.


Mas, como siempre, el comercio vuelve nada las fiestas, conmemoraciones y tradiciones de los pueblos; apropiándose de ellas de modo alevoso, aparentando generosidad a granel con sus clientes. Invita a sus tiendas, restoranes y supermercados; al consumo de sus postres, bebidas cargadas de azúcar nociva, comidas rápidas cargadas de aditivos (también nocivos); su ropa y su calzado concebidos de acuerdo a los gustos no del cliente, sino en correspondencia con sus fríos cálculos crematísticos y con su afán de enajenar al comprador para volverlo adicto. Y lo peor, con su diapasón de ofertas -que de generosidad no tienen nada-, el mercado capitalista le arrebata sentido y fondo a las tradiciones populares. No ignoremos las tarjetas cursis que el comercio lanza al aire para imprimirle color de rosa al 8 de marzo, por ejemplo. Todo esto debe ser siempre combatido, sin vacilaciones de ninguna índole.

Lo otro es que esta conmemoración, aunque ciertamente abarca a la mayoría aplastante de las mujeres del mundo, sea por su condición de trabajadoras asalariadas; su posición de rechazo a toda forma de sumisión social, o bien a la identificación de algunas de ellas –que son poseedoras de buenas condiciones de vida- con la lucha de las demás, no debemos hablar de la mujer indiferenciada, sino de aquélla que lucha por la justicia social en todos los órdenes, junto al hombre y no contra él; contra los opresores sean hombres o mujeres.

Al respecto, creemos oportuno traer a colación estas palabras de Sharon Smith, en su artículo “Marxismo, feminismo y liberación de la mujer”, las que, aunque no se refieren propiamente al evento acusado, tratan, de todos modos, lo relativo a la liberación de la mujer: “Las mujeres de la clase dominante y de la clase media se enfrentan a la opresión, pero eso no significa que podamos confiar en que puedan seguir una estrategia que las lleve a abordar el sufrimiento de la vasta mayoría de las mujeres que están en la clase obrera.”

viernes, 6 de marzo de 2015

LAS REVOLUCIONES LAS HACEN LOS PUEBLOS MÁS ALLÁ DE SU FE, SU ATEÍSMO O SU AGNOSTICISMO




Contra las posturas de ciertos marxistas y de ciertos cristeros
LAS REVOLUCIONES LAS HACEN LOS PUEBLOS MÁS ALLÁ DE SU FE, SU ATEÍSMO O SU AGNOSTICISMO
Manuel Moncada Fonseca

sábado, 21 de junio de 2014

Planteo del asunto


Organización religiosa y creyentes -indiscutible mayoría de los habitantes del orbe-son dos cosas distintas y, muchas veces, por completo contrapuestas. Según el informe Gallup 2011-2012 «Religion and Atheism Index», 57 % de la población mundial cree en alguna religión; significa que aproximadamente 6 de cada 10 personas son creyentes, frente a un 23 por ciento que se define como no religioso, y 13 por ciento que se afirma de condición atea.[1] Los datos acusados, por sí mismos, hablan de la necesidad de tomar en cuenta, muy en cuenta, a los creyentes. 

Pero se trata de algo más que no debe subestimarse ni sobrevalorarse. En sus 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana, José Carlos Mariátegui le atribuye un carácter progresista a la religión del Tahuantinsuyo.[2] Más aún, se atreve a lanzar este desafío: “El concepto de religión ha crecido en extensión y profundidad. No reduce ya la religión a una iglesia y un rito. Y reconoce a las instituciones y sentimientos religiosos una significación muy diversa de la que ingenuamente le atribuían, con radicalismo incandescente, gentes que identificaban religiosidad y "oscurantismo".”[3]

Por su parte, Engels acota que el cristianismo primitivo “un buen día puede llegar a ser molesto para las gentes muy ricas que hoy suministran de su bolsillo el dinero para esta propaganda”.[4]

Los clásicos del marxismo nos dan una guía para la acción, no recetas. Su pensamiento no puede simplemente recitarse para demostrar verdad alguna o para sacarlo de contexto. Ninguna cita, ni la del más genial entre los seres humanos, demuestra por sí misma nada, si su contenido no se corrobora en y por la realidad objetiva. La práctica es siempre el máximo criterio de la verdad, ella tiene, pues, la última palabra, como expresan Marx, Engels y Lenin.

Al respecto de la relación apropiada entre creyentes y marxistas, Lenin aporta:

“No hay libros ni prédicas capaces de ilustrar al proletariado si no le ilustra su propia lucha contra las tenebrosas fuerzas del capitalismo. La unidad de esta verdadera lucha revolucionaria de la clase oprimida por crear el paraíso en la tierra tiene para nosotros más importancia que la unidad de criterio de los proletarios acerca del paraíso en el cielo”.[5]

Sandino al hacer referencia a los asuntos religiosos, aunque, ante una pregunta del periodista vasco Ramón de Belausteguigoitia, dijera que “las religiones son cosa del pasado”,[6] no deja de contextualizar sus posiciones respecto a una u otra temática. Su plano no es ocuparse de la religiosidad como un fin en sí mismo, sino desde la perspectiva de la lucha, en uno u otro momento. Ello lo lleva a plantear ideas como estas: “… Ud., verá que en estos momentos el Clero está aliado con los banqueros yanquis, y que por eso han venido muchos canónigos y otra clase de porquerías a las Segovias predicando mansedumbre en los humildes segovianos para que acepten la humillación de los banqueros yanquis”.[7]

Como puede constatarse, Sandino no dice que el clero esté, de por vida y para toda la eternidad, comprometido con los banqueros yanquis; habla de lo que constata durante su lucha por la liberación nacional. Por la misma razón, lejos de asumir un plano absolutamente opuesto a las creencias de los pueblos, si bien, efectivamente, desmitifica los asuntos religiosos, no entra del todo en choque con la fe de quienes lucharon a su lado. Así, estando en Méjico, en carta a Simón Larrache del 3 de marzo de 1930, expresa: 

“… nuestra conducta, nuestros actos, nuestras determinaciones, serán dentro de los idealismos de esos pueblos…”.[8]

Tendencias en el clero son diversas…



Aunque en el clero latinoamericano -como en muchas partes del orbe- ha habido una tendencia mayoritariamente prointervencionista, también es cierto que, en sus filas, ha habido no pocos personajes de signo opuesto. Camilo Torres Restrepo (1929-1966), en Colombia, murió abrazando la causa revolucionaria de las FARC-EP; el padre Gaspar García Laviana (1941-1978), internacionalista español, como militante de la causa Sandinista, murió peleando con las armas en la mano en contra de la dictadura militar somocista; en El Salvador, el obispo Oscar Arnulfo Romero (1917-1980) desafió al ejército genocida de su país, mismo que, comprendiéndolo defensor de los intereses populares, lo último a balazos mientras oficiaba una misa, ello con la venia innegable de la oligarquía salvadoreña; igual suerte corrió, también en El Salvador, el sacerdote jesuita, de origen español, Ignacio Ellacuría (1930-1989).


En correspondencia con lo expuesto, nos parece oportuno recurrir a lo que expresa el salvadoreño Carlos Molina Velásquez: 

“Ellacuría y Romero fueron a su Iglesia lo que Dalton a su Partido: críticos que se atrevían a poner en duda si el lugar desde el que hacían su reflexión era el adecuado o si los fines que debían perseguir y los medios correspondientes eran los correctos. Aunque eso significara discutir, provocar o y exigir cambios radicales en las estructuras correspondientes.”[9]

En Nuestra América, hay exponentes de la Teología de la Liberación consecuentes con la causa de los pueblos que la pueblan, ponemos por caso al argentino Rubén Dri, quien sostiene que la neutralización de los movimientos sociales de América Latina y la existencia de gobiernos progresistas en la región son uno de los objetivos principales del nombramiento de Jorge Bergoglio como Papa.[10]

Ponemos otro ejemplo, aunque distinto, se trata de un sacerdote nicaragüense que, sin llegar a la condición de revolucionario, se opuso claramente a la ocupación militar yanqui. Hablamos de Monseñor Simeón Pereira, quien, en 1921, con motivo de dicha intervención, envió una carta al Cardenal James Gibssons, Arzobispo de Baltimore, en la que, entre otras cosas, expresaba:

“La conquista no solamente se extiende a las finanzas, a la política [...] sino que invade los serenos campos de la conciencia [...] Fuertemente vinculados los intereses del Gobierno de Nicaragua con particulares intereses de nuestro País, se aprovecha este nexo para dar acogida a los que llegan quizá [...] como favorecidos, y favorecedores a su vez de planes financieros y políticos [...] Quizá se alegue como pretexto para retener en nuestro País la fuerza armada de los Estados Unidos el que se diga que ésta es garantía de Paz en la República [...] que haya un entendimiento entre nuestra Patria y la nación estadounidense; pero que este sea siempre sobre la base de la equidad y de los mutuos intereses; que no afecte en nada a nuestra religión, a nuestra libertad, a nuestra autonomía, a nuestro idioma; que no trate de deprimir a nuestra raza...”[11]

Las revoluciones las hacen los pueblos más allá de su fe, su ateísmo o su agnosticismo


Insistimos en esta temática partiendo de que el mundo, en definitiva, no puede cambiarse por personas aisladas. Menos ante un enemigo como el imperio estadounidense-europeo, artero en el ataque desatado por su infernal maquinaria bélica y muy poderoso con sus medios, lo que empuja a los pueblos del mundo a unirse más allá de sus diferencias culturales, religiosas, políticas, etc. En fin de cuentas, el cambio revolucionario es, siempre, el resultado de múltiples voluntades y acciones. Ello nos debe llevar al reconocimiento del que piensa distinto; del que ve el mundo de otro modo. No es esto, ni por cerca, una suerte de prédica religiosa; es sólo un intento de insistir en que no hay, ni puede haber, procesos, cambios, proyectos, fuerzas o personas perfectas; ni revoluciones, por tanto, químicamente puras; desatadas y conducidas exclusivamente por presuntos materialistas consumados.

Es un absurdo pretender hacer las revoluciones sin las masas de creyentes. Ello equivale a renunciar a ellas de antemano. La lucha es contra el sistema opresor, no contra los oprimidos, más allá de su fe, su ateísmo o, sí se prefiere, de su agnosticismo. 

Ignorar a los creyentes, de cualquier credo o fe religiosa, no lleva a parte alguna. De ser así, las revoluciones serían un imposible, porque son pueblos aplastantemente creyentes los que han realizado las revoluciones del mundo. Lo que estamos haciendo es una observación contra esas posiciones en las que el ateísmo se saca a relucir sin sentido alguno; así como contra aquéllas en las que el amor al prójimo se vuelve un formalismo y no una práctica.

Deseamos recalcar que ni la condición religiosa, ni la atea, deben estar en función de lucirse como si de trofeo se tratara. Cada quien es libre de ser una cosa u otra. Sin embargo, el ser creyente, ateo o agnóstico, no debe tomarse como motivo de orgullo en sí mismo. Si estas condiciones no se ponen en función de la lucha por la transformación del mundo, francamente pierden toda utilidad y, por tanto, toda razón de ser. En el peor de los casos, abonan a la causa opresora. Por ello, más allá de los planos filosóficos contrapuestos entre creyentes y no creyentes, los esfuerzos de unidad, entre sus portadores y portadoras, deben prevalecer en función del ser humano en su conjunto y de los seres vivos del planeta que a todos nos cobija.

Contra la apoliticidad de cualquier signo


Desde luego, no tenemos por qué cruzarnos de brazos ante quienes desde pretendidas posiciones cristianas atacan, muchas veces, las ideas de izquierda. Cuando ello ocurre, debemos dar una adecuada batalla ideológica, no para responder a los pregoneros de semejante posición; sino en aras de precisar nuestras posiciones ante los que cándidamente caen en esa trampa cristera. No se debe tolerar que se ataquen las ideas sustentadas desde el hipócrita plano de la apoliticidad. Recordamos muy bien a una mujer, vecina de otros tiempos, diciendo que ella no se inmiscuía en política para agregar, de inmediato, su deseo de que alguien disparara contra el comandante Daniel Ortega Saavedra.

Observamos, sin embargo, por aquello de la dialéctica que lo rige todo, desde lo macro a lo microscópico, que la lucha de clases es más compleja de lo que suele concebirse; así sea porque, en la realidad de los hechos, con no poca frecuencia o con mucha, la ideología dominante atenaza la voluntad y la acción de millones de personas oprimidas en su contra; o, bien, porque el opresor local no es siempre el enemigo a combatir de forma inmediata, sino más bien el foráneo que, desde luego, se vale también de una parte de las fuerzas del primero para imponerse como dominio. Se quiera o no, se debe considerar lo del enemigo esencial y lo del enemigo secundario, para no enfrentarse en múltiples frentes que desgastan la lucha de los pueblos. 

Si se acepta lo anterior, se debe aceptar, igualmente, que todo lo humano está lleno de virtudes, pero también de fallas. Tampoco se está haciendo apología de las fallas, ni sobrevalorando las virtudes. Lo primero equivaldría a un absurdo, luego no debe buscarse sino su superación; pero ello no es algo que se logre de una vez y para siempre, sino como resultado de un proceso interminable. Lo segundo, puede conducir a asumir una pretendida perfección que tampoco existe de por sí, sino también en un proceso, de igual forma, inagotable.

Por ello, hemos dicho respecto a los procesos revolucionarios lo siguiente: 

“Aceptando el error como inevitable, esperar procesos revolucionarios químicamente puros resulta por completo ilusorio. Con todo, por encima y a pesar de los crápulas que se adhieren como garrapatas, pulgas y otros parásitos, al tejido revolucionario, este sigue su curso general, con escollos, retrocesos, golpes bajos, con lo que sea, pero continúa y muestra su fortaleza. […]”.[12]


¿“La pobreza hoy es un grito"?

A nuestro entender, los revolucionarios no deben enfrascarse en discusiones que hieran los sentimientos de las personas creyentes. Pero, no por ello, deben ocultar su posición frente a esa institución secular que, a lo largo de su existencia, ha servido a la opresión de la cual ha sido parte inseparable. Hablamos del Vaticano y sus jerarcas.

Puede entenderse que los gobiernos del mundo, más allá de sus posiciones político-ideológicas, reconozcan al Vaticano como Estado y al Papa como Jefe del mismo. Dentro de la diplomacia impuesta por el mundo capitalista, todo gobernante debe respetar los protocolos internacionales que ella encierra y muchos otros asuntos. En lo esencial, eso no es criticable para nada. El reconocimiento de los gobernantes de turno, digamos, de EEUU o de la Unión Europea, se hace más allá de que, de antemano, se conozca su naturaleza interventora, genocida, saqueadora y destructora. Y, aún así, no queda más remedio que aceptarlos. No vamos acá a sacar los pañales sucios de los estadistas estadounidenses y europeos, de los cuales, al menos entre los primeros, no haya quizá uno sólo que escape de los “atributos” acusados. Ni el mismo Lincoln resulta para nada ejemplar cuando se conoce su profundo racismo, por ejemplo.[13]

En consecuencia, con todo lo que se conoce de EEUU, Europa y sus mandatarios, a ningún Estado del mundo se le ocurre desconocer a los que resultan, gracias a lo que se llama establishment, electos para administrar un poder que les es, en gran medida ajeno… Sin ello, los conflictos internacionales estarían, probablemente, mucho más agudizados de lo que ahora están… Y, con toda seguridad, los pretextos para invadir territorios resultarían sobranceros.

Pero una cosa son los mandatarios, obligados a representar a moros y cristianos dentro y fuera de los territorios que les toca encabezar, y otra, muy distinta, es la de las personas naturales que no ocupan cargos de ninguna índole y están, por tanto, libres de las responsabilidades propias de quienes, forzosamente, hablan en representación de sus naciones o de sectores determinados de las mismas. Pensamos que confundir estos asuntos tan distintos, lejos de ayudar a la lucha libertaria de los pueblos contra el imperio y sus lacayos, impone a la misma más obstáculos que los que le imponen a ella sus mismos enemigos de clase.

Desde un ángulo estrictamente particular, sostenemos que entre esos enemigos de clase, se encuentran el Papa Francisco y sus antecesores. Y ¡qué bueno que este Nuevo Pontífice califique de escandalosa a la pobreza y que llame a los cristianos a implicarse en política! lo que no deja de ser una mera afirmación... 

Y prosigue: “En el mundo, donde hay tanta riqueza, tantos recursos para dar de comer a todos no se puede entender cómo hay tantos niños hambrientos, sin educación, tan pobres. La pobreza hoy es un grito".[14]

Pero lo expresa como si por primera vez ello estuviera ocurriendo. Habría, en todo caso, que decir que ello es, hoy, un grito en el llamado mundo enriquecido, pero en el empobrecido, el fenómeno es de muy vieja data. Bergoglio pudo haber dicho que, hoy, ese grito es mayor que nunca. Pero lo que de ningún modo se puede admitir de su parte, es que exprese que “no se puede entender cómo hay tantos niños hambrientos, sin educación, tan pobres”. De esta suerte, protege a los responsables, a las transnacionales, al capitalismo global y a los múltiples medios de los que se vale este sistema opresor para eternizarse. Su posición es, en verdad, una forma vergonzante de politicidad. ¿Es esa la que espera de los cristeros?

Es claro que en el plano del Vaticano y del Pontífice en él de turno, el rechazo al marxismo, a sus seguidores y, sobre todo, a su comprensión de la lucha de clases como partera de la Historia, es una constante, por más que ahora Francisco aparezca extendiendo sus brazos al mundo entero. 

Sostenemos que Bergoglio está abogando desde el Vaticano por maquillar el capitalismo, tal como desean los grandes apologistas del mismo en Europa.

Polman y Lynn Forester de Rothschild, organizadores de una conferencia sobre el capitalismo realizada en mayo pasado en Londres, sostuvieron en un ensayo que este sistema "a menudo ha resultado de gran manera, disfuncional. A menudo alienta la miopía, contribuye a las grandes disparidades entre los ricos y los pobres, y tolera el tratamiento irresponsable del capital ambiental. Si estos costos no pueden ser controlados, el apoyo al capitalismo puede desaparecer". La alcaldesa de Londres, por su parte, Fiona Woolf, propuso que el capitalismo sea "para todos, no sólo para los pocos dorados". Y Carlos de Borbón, recién ungido rey de España, dijo que "el trabajo a largo plazo del capitalismo es servir a la gente, y no al revés". Y no faltaba más, Christine Lagarde, mandamás del FMI, osadamente trae a colación a Carlos Marx cuando éste sostiene que el sistema capitalista"acarrea las semillas de su propia destrucción" y, sin que extrañe para nada, al papa Francisco, quien “descubre” en el aumento de la desigualdad "la raíz del mal social". Lagarde siguió así: "en última instancia, debemos ocuparnos de la igualdad de oportunidades, no de la igualdad de resultados"; a su parecer “las oportunidades nunca podrían ser iguales en una sociedad profundamente desigual, y pidió más sistemas progresivos de impuestos, y un mayor uso de los impuestos sobre la propiedad.” [15]

¿No queda clara, acaso, la enorme preocupación que los representantes del capital tienen por la suerte que este pueda correr muy pronto ante el desencanto, cada vez mayor, ante las supuestas bondades que este sistema encierra, al grado que pueda ello conducirlo a su implosión?

Notas: 
____________________

[2] “El pueblo inkaico ignoró toda separación entre la religión y la política, toda diferencia entre Estado e Iglesia. Todas sus instituciones, como todas sus creencias, coincidían estrictamente con su economía de pueblo agrícola y con su espíritu de pueblo sedentario. La teocracia descansaba en lo ordinario y lo empírico; no en la virtud taumatúrgica de un profeta ni de su verbo. La Religión era el Estado.” José Carlos Mariátegui. 7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana. http://www.marxists.org/espanol/mariateg/1928/7ensayos/05.htm
[3] Ibíd. V. El factor religioso. I. LA RELIGIÓN DEL TAWANTINSUYO.
[4]. F. Engels. Del socialismo utópico al científico. En C. Marx; F. Engels. Obras escogidas. En tres tomos. Tomo III. Editorial Progreso Moscú. 1974. p. 115.
[5] V.I. Lenin. “El socialismo y la religión”. En: Lenin. Acerca de la religión. Editorial Progreso, Moscú. 1974. p. 9
[6] Augusto C. Sandino. El Pensamiento Vivo. Tomo 2. Editorial Nueva Nicaragua. Managua, 1981. “Conversaciones con Ramón de Belausteguigoitia”. p. 289.
[7] Ibíd. “Carta a Lidia de Barahona”. 12 de mayo de 1931. pp. 174-175.
[8] Ibíd. “Carta A Simón Larrache”. 3 de marzo de 1933. p. 86.
[9] Carlos Molina Velásquez. “Pensamiento crítico y cristianismo de liberación”. http://www.uca.edu.sv/filosofia/admin/files/1369065112.pdf
[10] Diego M. Vidal. “El teólogo de la liberación Rubén Dri opina sobre el papa Francisco I”. http://www.lahaine.org/index.php?p=73962
[11] Carta de Monseñor Doctor Simeón Pereira y Castellón a su Eminencia Cardenal James Gibbons, Arzobispo de Baltimore, fechada el 9 de enero de 1921. En: Medicina y Cultura. Año I. Enero de 1979. Nº 3. pp. 19-21.
[12] Manuel Moncada Fonseca. “La quimera de los “buenos” y los “malos” y la conversión de todo en “malo””. http://librepenicmoncjose.blogspot.com/2013/10/la-quimera-de-los-buenos-y-los-malos-y.html
[13] ““Al igual que la independencia de Centroamérica en 1821 y la abolición del régimen de servidumbre en Rusia en 1861, la abolición de la esclavitud en EEUU en 1865, respondió a la voluntad política de los de arriba de impedir que semejante cambio fuera el corolario de una rebelión de los de abajo, en este caso, de los esclavos. Quiere decir que Abraham Lincoln (1809-1865), como revela el recién fallecido historiador estadounidense Howard Zinn, al decidir la manumisión de los esclavos no hizo sino responder a los términos de los blancos, y sólo cuando ello se constituyó en una exigencia de las necesidades económicas y políticas de la cúpula empresarial del Norte. No debe así sorprender que el humanismo en Lincoln fuera simple retórica. En realidad, la abolición de la esclavitud no llegó a ocupar el primer lugar en su lista de prioridades. Y, aún y cuando admitía que la esclavitud era injusta y una mala política, consideraba que su abolición sería aún más perjudicial. En agosto de 1856, justamente después de que en campaña declarara que había que superar el racismo y unir a todos los estadounidenses como un sólo pueblo, declaró en Charleston, al sur de Illinois, que no estaba y nunca había estado “a favor de equiparar social y políticamente a las razas blanca y negra” y que tampoco estaba ni estaría nunca “a favor de dejar votar ni dejar formar parte de los jurados a los negros, ni de permitirles ocupar puestos en la administración, ni de casarse con blancos.” Manuel Moncada Fonseca. “Teoría del conocimiento, "Historia Verdadera" y neutralidad político-ideológica” http://www.rebelion.org/noticia.php?id=105126
[14] El Nuevo Herald. “El papa Francisco no vive en el apartamento papal porque no puede estar solo”. http://www.elnuevoherald.com/2013/06/07/1494283/el-papa-francisco-no-vive-en-el.html
[15] Chrystia Freeland. “El capitalismo está en riesgo de implosionar advierte presidenta del FMI en foro de plutócratas capitalistas”. http://www.aporrea.org/internacionales/n252556.html

Individualidad versus individualismo



Individualidad versus individualismo*

Manuel Moncada Fonseca


martes, 8 de julio de 2014

Ninguna persona que se precie de ser en verdad tal, bajo circunstancia alguna, debe negarse a sí misma. No hablamos de individualismo, asunto por completo detestable, por ser la variante negativa de la individualidad.


Las personas vivimos en familia, en un barrio, en una ciudad, en el campo, en un país, en un continente, en el mundo. De ahí la necesidad de que aprendemos a convivir; a tolerarnos mutuamente, mas no en el sentido neoliberal, aceptando como válida cualquier acción, por nefasta que resulte, lo que, de fondo, se vive pregonando, a todos los vientos, por la ideología burguesa, se disfrace o se vista de mil formas.

No debemos ser individualistas, egocéntricos, ni mucho menos misántropos. Debemos practicar la solidaridad, la hermandad, el amor al prójimo, aunque jamás hacia las “personas” que hacen daño terrible a las demás; a ésas, francamente, debe odiárseles por lo que hacen, sobretodo, cuando han perdido todo vestigio de humanismo: genocidas, destructores de países enteros, opresores, interventores, usurpadores de bienes sociales y de los bienes de la naturaleza.

La individualidad, cuando se le comprende positivamente, es lo único que poseemos para ser libres y vivir dignamente. Es lo que nos vuelve plenamente personas. No se es persona por el simple hecho de vivir en sociedad; se es sólo a condición de que ella no se diluya, desde ninguna óptica, en lo familiar, lo colectivo, lo institucional, lo partidario, etc. Se es libre junto a otros y otras, junto a multitudes, junto a la humanidad entera, pero jamás, desconociéndonos como individuos particulares. Ello equivale a autoenajenación.

Poseemos siempre, lo admitamos o no, seamos o no conscientes de ello, una posición ideológica dada; una inclinación política definida; una forma de comprender el mundo; etc., etc. Ello no es, en sí mismo, ni bueno, ni malo. Lo que sí resulta inadmisible es que, en aras de supuestos intereses colectivos, se niegue a las personas o, peor aún, éstas se nieguen a sí mismas. Es lo propio del capitalismo en todas sus variantes, porque no hay, en este sistema social, ninguna variante que posea verdadero rostro humano; al menos no lleva jamás lo que pueda haber de humanista, en una u otra variante del mismo. Pero este mal, el de negar a las personas reales, puede ocurrir en mayor o menor medida, aunque como ajeno a su naturaleza, por lo tanto como vicio, entre fuerzas e instituciones progresistas o revolucionarias. De ahí la necesidad de la crítica constructiva, rehusándose de plano, eso sí, a hacerla en los medios del enemigo, como suelen hacerlo los renegados a quienes dichos medios se ofrecen con más que sospechosa “generosidad”.

*Artículo mínimamente modificado

jueves, 5 de marzo de 2015

LA TRAMPA DE LA COMPETITIVIDAD


SOLIDARIDAD Y COMPETITIVIDAD CONCEPTOS Y DIMENSIONES CONTRAPUESTOS DE LA REALIDAD

LA TRAMPA DE LA COMPETITIVIDAD

Manuel Moncada Fonseca

“La familia, la escuela, los juegos, los medios de comunicación, las normas sociales y las metas que este modelo cultural nos obligan a imponernos nos empujan a una carrera sin fin por poseer, por acumular, por competir y sobresalir en todas y cada una de las facetas de nuestra existencia. Se nos enseña a despreciar o a ignorar el placer de hacer los cosas únicamente por el gusto de realizarlas, por la íntima o compartida satisfacción del trabajo bien hecho o por el esfuerzo realizado, siempre ese trabajo, esfuerzo o logro se medirá en términos de mejor o peor con el que otro ha obtenido o realizado; la solidaridad, la cooperación y la falta de agresividad son deslegitimadas y etiquetadas como obstáculos que estorbarán o impedirán ser “alguien” en la vida.…”. Joel Sangronis Padrón[1]

El capitalismo con sus mil y un nombres, transfigura absolutamente todo lo que tiene o pueda tener a su alcance. Ello incluye no sólo lo estrictamente material, sino también lo cultural en toda su complejidad y, dentro de este campo tan abarcador, los diversos conceptos acuñados en función de designar la compleja realidad que envuelve al ser humano. Entre muchos, subrayamos, el concepto competitividad que ha cautivado, a estas alturas, a millones de personas de diversas concepciones y, particularmente, a muchísimas instituciones educativas del mundo, siguiendo así los preceptos neoliberales de la UNESCO.[2]

De paso, digamos que otro concepto desvirtuado por la esclavitud asalariada es el de productor, usado no sólo para hacer referencia al trabajador (hombre primitivo, esclavo, sirvo de la gleba, campesino, proletario con todas sus variantes -generador auténtico de toda riqueza social-) del campo, la ciudad y de otros ámbitos de la producción material, sino también al empresario capitalista que no produce un ápice de valor; ni paga ese valor creado durante una parte de la jornada laboral llamada trabajo adicional. Con él se queda, entonces, el empresario, por honesto que quiera ser o parecer. Se apropia, pues, de la plusvalía, un valor que sobrepasa siempre el propio valor de la fuerza de trabajo que, por lo mismo, no se remunera jamás.

En ello radica la esencia de la explotación del hombre por el hombre en el modo de producción capitalista. En el presente escrito, sin embargo, nos centraremos, en mostrar la contraposición entre solidaridad y competitividad.

1. Fenómenos y dimensiones de la realidad que se excluyen mutuamente


Solidaridad y competitividad son fenómenos, conceptos y dimensiones que se excluyen mutuamente. El primero potencia al máximo las capacidades del ser humano; el segundo, por más que se pregone lo contrario, las reduce a su mínima expresión. El primero, busca incluir sin exclusiones a todos los seres humanos; integrarlos plenamente en la vida social; el segundo, enfrenta y margina a la inmensa mayoría de los mismos; los estima parias, seres inferiores, esclaviza siempre su fuerza de trabajo y domina sus mentes usando las ciencias, las tecnologías y todo el aparataje mediático[3] y cultural del que dispone el sistema capitalista global, sin excluir, para nada, el uso más brutal de la fuerza.

La solidaridad sirve de medio destinado a la búsqueda incesante de la felicidad de los seres humanos; la competitividad es la competencia misma vuelta un fin en sí mismo. No por casualidad se ha vuelto una obsesión, una suerte de pandemia mundial. Durante el capitalismo premonopolista, la competencia sirvió para promover el crecimiento constante de la productividad -que no es sinónimo de competitividad,[4] como tampoco ésta lo es de ser competente-;[5] ahora, la segunda se destina al empeño enfermizo de colocar cada vez más porciones de riqueza y -de permitirlo los pueblos- la totalidad del planeta, en manos de las élites globales, una porción insignificante de la humanidad.

2. La competitividad es un hecho forzoso impuesto por las grandes corporaciones


Que la competitividad funcione en los mercados globales y se adopte por todas las naciones, no es un hecho positivo, sino forzoso. Mientras esos mercados estén por completo monopolizados,[6] los países todos se verán arrastrados por ella, buscando su sobrevivencia, más que su desarrollo, porque ello reporta el único medio de intercambio que el capital internacional admite. Ello en razón de que le brinda a éste descomunales ventajas; sobre todo por el imperio del dólar,[7] una divisa nula que funciona como juez y parte en las transacciones internacionales y se mantiene a flote absorbiendo los valores reales creados por los llamados pueblos del Tercer Mundo y, ahora, de varios que se han tercermundializado en el primer mundo.[8]

Derivado del hecho que la competitividad promueve una distribución cada vez más desigual e injusta entre los seres humanos, siguiendo a Thomas Piketty, el sociólogo panameño Olmedo Beluche sostiene que al medirse patrimonialmente, la riqueza, comprendida como “conjunto de bienes muebles e inmuebles privados netos”, se concentra de este modo: “en Francia, el 1% más rico de la población posee el 22% del patrimonio; en el Reino Unido el 30%; y en Estados Unidos el 32%”. Y sigue: “Si en vez del 1% se toma el décil más rico de la población tenemos que éste posee en Francia el 60% del patrimonio; en el Reino Unido el 70%; en Estados Unidos el 70%. Por [el] contra[rio], el 50% más pobre de la población de esos países sólo posee el 5%.” [9]

3. Necesidad de abrirle paso a un comercio no competitivo

Fuera de la aceptación forzada de la competitividad, porque las reglas del juego las dictan las grandes corporaciones del orbe, marcando los dados para sus propias conveniencias, los pueblos regidos por gobiernos progresistas y revolucionarios deben emprender los esfuerzos necesarios para, de forma progresiva, ir abriéndole brecha a un comercio internacional no competitivo entre las naciones, ello si la gravedad de los acontecimientos globales no termina, antes, en un holocausto nuclear que volatilice la existencia en el planeta.

Por otra parte, si la competitividad se impone como realidad por las corporaciones en el comercio mundial, nada debe impedir que, en el ámbito ideológico, se desate una contraofensiva contra ese pensamiento de corte estrictamente neoliberal. Aferrarse a ella, como valor omnipotente, es negar rotundamente la igualdad real entre los seres humanos, la hermandad y el amor como valores por excelencia entre ellos, así como a todos los seres que comparten con los mismos la tierra como madre de todo lo vivo que en ella existe. Más aún, sólo estos valores son capaces de conducir a los pueblos a preservar a plenitud el medio ambiente, mismo que brinda lo dignamente necesario para el bienestar de todas las criaturas del planeta.

Esa naturaleza competitiva que impera en el mundo -que desprecia profundamente los auténticos valores humanos-, como acusa con razón el padre Miguel D’Escoto Brockmann, ha hecho que el mundo pierda su espiritualidad:

“Lo que nuestro mundo ha perdido, pero ojalá muy pronto vuelva a encontrar, para su propia supervivencia, es la espiritualidad. […] Cuando esta falta, se atrofia, o simplemente no se desarrolla simultáneamente con las otras características humanas esenciales, el resultado es un ser inhumano, o una nación monstruosa, motivada solamente por la codicia de lo material y lista siempre, como los Estados Unidos de América, a cometer cualquier crimen para saciar sus desorbitados deseos de poseerlo todo y de someter a todo el mundo bajo su diabólica voluntad imperialista. El cosmos retrocede al caos y muy probablemente hasta la extinción de nuestra propia especie.”[10]

4. Espíritu de competitividad contagia gran parte del quehacer humano

A nuestro parecer, el desmedido afán de conquistar naciones, riquezas, geografías; el propósito de un nuevo orden mundial para lograrlo, con un gobierno y un estado único; la acción de los diversos grupos terroristas como los que han completado la destrucción de Iraq como estado; la destrucción de Libia, Afganistán y varios otros países del orbe; la guerra imperial impuesta a Siria, país que resiste con asombrosa ejemplaridad los embates de mercenarios esencialmente foráneos; la guerra de Kiev (léase EEUU) contra los pueblos de Ucrania, particularmente contra los rusoparlantes a los que Poroshenko -mandatado por Obama- pretende aniquilar o avasallar para cercar a Rusia; el deseo imperial de emprenderla también contra China continental; los planes de torpedear los esfuerzos de unidad e integración de Nuestra América; las amenazas cada vez más abiertas contra las naciones de la misma que se rigen en correspondencia con sus propios intereses; y, ya no se diga, la autoproclamada exclusividad de EEUU como nación, base para imprimirle carácter extraterritorial a las leyes de este país y, por lo mismo, para justificar de antemano las acciones más criminales, rapaces e inhumanas que registra la historia; todo esto -y mucho más- es inseparable del espíritu competitivo que contagia gran parte del quehacer humano.

5. Competitividad y precariedad de la fuerza de trabajo


Internacionalmente, el concepto del que estamos hablando, se presenta como sinónimo de calidad, eficiencia y cosas similares. Nada está más lejos de la realidad que esta presentación de la competitividad. Ésta está, indisolublemente, vinculada con competencia desleal, cálculo, ventaja, especulación, racismo, xenofobia, rapiña, apropiación de bienes, intercambio desigual, destrucción de naciones trampa, marrulla, intriga, infundio, servilismo, prepotencia, arrogancia, y “reconstrucción” inacabable de las mismas, etc., etc.

Y, de una vez por todas, digamos lo que el capital entiende como lo medular de la competitividad: la desregulación, desreglamentación, flexibilización, precarización y un montón de términos que denotan esencialmente lo mismo: dejar al trabajador, por completo, sujeto a los propósitos del empresariado local o internacional; volverlo dúctil a las necesidades del mercado; privarlo de derechos laborales, prestaciones sociales; arrebatarle convenios colectivos y, por si fuera poco, reducir su salario (su valor como fuerza de trabajo), lo mayormente posible.

Citado por Jorge Parrondo, Bill Black acota al respecto: “La Unión Europea invita a la clase obrera a tomar el camino de Bangladesh. Irlanda está bajando salarios para competir con Italia, pero Italia está bajando salarios para competir con España, pero España está bajando salarios para competir con Portugal, pero Portugal está bajando salarios para competir con Grecia.”[11]

En la misma tónica, Benjamín Bastida, plantea: “La competitividad como objetivo empresarial ineludible enmascara el asalto del capital mundial en su conjunto y de cada una de sus fracciones para echar abajo las pequeñas pero importantes conquistas de los trabajadores y de las clases populares en períodos anteriores de la lucha de clases. Es la estrategia actual para recuperar y aumentar la tasa de plusvalía, de explotación: ser competitivo consiste en rebajar los costes salariales y deteriorar las condiciones de trabajo en un grado mayor que los contrincantes.”[12]

Compartimos la valoración que daba, en 2007, el teólogo Ildefonso Camacho: «competitividad es la palabra que mejor expresa […] la clave de todo el sistema de valores vigentes en nuestra sociedad: una concepción de la existencia donde el otro es vivido ante todo como obstáculo para mí (e incluso como potencial enemigo)».[13]

Igual hacemos con esta otra de Abaco en Red: "La cooperación genuina se disfruta, el competir provoca celos y malestar".[14]

Notas:

[1] Joel Sangronis Padrón “Desacreditar el mito de la competitividad”.http://www.rebelion.org/noticia.php?id=26228
[2] No obstante hay exclusiones honrosas al menos en ciertas fuerzas gremiales. Refiriéndose a la evaluación competitiva la argentina Unión de Trabajadores de la Educación expresó su rechazo a la misma, acotando: “Este tipo de experimento –agregó– se ha utilizado en otros países de América latina y ha demostrado que estos modelos de evaluación no resuelven problemas estructurales ni promueven una educación de excelencia; por el contrario, los agrava ya que se genera un ámbito de competitividad entre los educadores, quienes se esfuerzan más por conseguir buenos puntajes en la evaluaciones que en mejorar el rendimiento y la calidad de la información para con sus alumnos. Página 12. “Rechazo a la evaluación competitiva.”http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-221311-2013-06-01.html
[3] Al respecto del dominio mediático de las mentes, Noam Chomsky aporta un análisis de lo que el denomina “Las 10 Estrategias de Manipulación Mediática”. La sexta de dichas estrategias consiste en “Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión”. Y lo explica de esta forma: “Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido critico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…”http://www.cubadebate.cu/opinion/2010/09/15/noam-chomsky-y-las-10-estrat...
[4] Ricardo Medina. “La falacia de la competitividad”. “La competitividad, entendida como mejorar la posición del país o de las empresas nacionales en tal o cual listado mundial, se suele convertir en una coartada para reforzar el intervencionismo del gobierno y el fracasado del modelo mercantilista. Lo que debe importarnos es la productividad que se mide muy fácil: Mayor bienestar para los consumidores.”http://www.asuntoscapitales.com/articulo.asp?ida=3014
[5] Una repuesta no académica, si se quiere, pero a nuestro entender acertada en relación con la diferencia radical entre ser competente y competitivo: “Competente es que se tiene el potencial, para hacer algo, se tienen los conocimientos pues para una determinada tarea. Mientras que competitivo, es que compite que trata de sobresalir que hace un esfuerzo por estar en el juego, aunque no sea competente y no tenga el potencial... / Todos podemos ser competitivos por el mero hecho de quererlo, pero competentes no.” https://es.answers.yahoo.com/question/index?qid=20080923161937AAP9ZEf
[6] Según un “ reciente y único estudio que ha evaluado la red global que conforman las transnacionales […] que ha analizado las redes de 43.060 transnacionales, apenas un 737 de ellas controlan el valor accionarial del 80% total. Esta distribución de poder es mucho más desigual que la distribución de riqueza y renta. Además, el 40% del valor de todas las transnacionales del mundo está controlado por un pequeño núcleo -core- de 147 transnacionales. Y, más interesante si cabe, de ese núcleo de trasnacionales tres cuartas partes son entidades financieras.” Alberto Garzón Espinosa.http://www.cubadebate.cu/especiales/2012/05/04/quien-controla-la-economi...
[7]"1) El dólar es la moneda de cambio y de reserva internacional, y los países de todos los continentes […] la utilizan en sus transacciones comerciales y tienen la mayoría de sus reservas en dólares […]. / 2) Más de un 70% de las reservas mundiales están en dólares, frente a un 25% en euros de la Unión Europea, que también utiliza el dólar. China, la tercera economía mundial, después de EEUU y la UE, tiene sus reservas en dólares […]. / 3) El dólar está involucrado en el 86% de los US$3,2 billones […] de transacciones diarias de divisas en el mundo, a menudo como paso intermedio en el intercambio de otras dos divisas […]. /4) Casi dos terceras partes de las reservas de los bancos centrales del mundo están denominadas en dólares […]. Según el Banco Internacional de Pagos, […] el dólar […] representa un 55% de sus activos y pasivos en moneda extranjera. /5) Un 80% de las transacciones internacionales, un 70% de las importaciones mundiales y la casi totalidad del comercio petrolero se realizan en dólares […]. /6) El sistema financiero especulativo internacional está "dolarizado", y las bolsas y los mercados internacionales del dinero operan mayoritariamente con la divisa estadounidense […]. La Bolsa de Nueva York, o NYSE, es el mayor mercado de dinero del mundo y concentra el mayor volumen de operaciones financieras en dólares que realizan empresas trasnacionales cotizantes a escala global. En la bolsa neoyorquina cotizan las principales empresas trasnacionales de los EEUU y del mundo, y si colapsara el dólar como divisa, estallaría Wall Street y arrastraría consigo a todos los mercados del dinero a escala global./7) Los países emergentes y las potencias económicas desarrolladas generan más del 75% del PBI mundial en dólares (el resto se genera en euros y otras monedas) […]. El dólar también está profundamente arraigado en el comercio mundial. […]. 8) Las empresas y los grupos financieros transnacionales que controlan los sistemas financieros especulativos y los sistemas económicos productivos a escala mundial (por encima de los gobiernos) realizan mayoritariamente sus volúmenes de negocios, inversiones y tomas de ganancias en dólares, por lo cual un colapso terminal de la moneda estadounidense […] produciría una parálisis de la actividad económica mundial en cuestión de horas.” Manuel Freytas. “Por qué EE.UU. y el dólar no se pueden caer”.http://www.rebelion.org/noticia.php?id=133432
[8] De este fenómeno no escapa siquiera el pueblo estadounidense. En EEUU, en efecto, se observa se el enriquecimiento cada vez mayor de la oligarquía financiera y el empobrecimiento creciente de la población que ello lleva aparejado. Ello, plantea Ismael Hossein-Zadeh, “se asemeja al crecimiento de un parásito en un organismo vivo a consta de la sangre o los alimentos esenciales para la vida de dicho organismo.” Y más adelante sostiene: “Con más de 25 millones de estadounidenses desempleados o trabajando solo a tiempo parcial que buscan y necesitan trabajos a tiempo completo, las empresas estadounidenses acumulan más de 2 billones de dólares en efectivo, negándose a invertir en actividades productivas o puestos de trabajo, y dedicándose, en cambio, a la especulación y la recompra de acciones que son más rentables para sus altos directivos. La recompra de acciones de las empresas no financieras se dio a un ritmo anual de 427 mil millones de dólares en el primer cuatrimestre, según la Reserva Federal.” Ismael Hossein-Zadeh. “Capital financiero parasitario y desigual”.http://regeneracion.mx/opinion/capital-financiero-parasitario-y-desigual/
[9] Olmedo Beluche. “Capitalismo, globalización y desigualdad social”.http://www.argenpress.info/2014/07/capitalismo-globalizacion-y-desiguald...
[10] Miguel D’Escoto Brockmann. “Naturaleza y origen del imperialismo”.http://tortillaconsal.com/tortilla/es/node/14717
[11] Citado por Jorge Parrondo, en “Fetichismo de la competitividad”.http://capitaclismo.com/2013/05/15/fetichismo-de-la-competitividad/
[12] Benjamín Bastida El fetiche de la competitividad.http://blog.cristianismeijusticia.net/?p=11152&lang=es
[13] Ildefonso Camacho (Teólogo) Solidaridad frente a competitividad.http://www.ciudadredonda.org/articulo/solidaridad-frente-a-competitividad

Publicado inicialmente por Revista Libre Pensamiento en julio de 2014.

miércoles, 4 de marzo de 2015

PRESERVEMOS LA VIDA, PONGÁMOSLE FIN A LA POSIBILIDAD REAL DE SU PLENA DESTRUCCIÓN


Fidel con los "hibakushas", sobrevivientes de Hiroshima y Nagasaki. Junto al Comandante, con blusa verde, Kenia Serrano, presidenta del ICAP. A la derecha del líder de la Revolución, Hiroshi Nakamura. Foto: Roberto Chile. Tomada de Cuba Debate.

Sin sectarismos, dogmas, ni anhelos irrealizables

PRESERVEMOS LA VIDA, PONGÁMOSLE FIN A LA POSIBILIDAD REAL DE SU PLENA DESTRUCCIÓN 
Manuel Moncada Fonseca

Artículo publicado inicialmente en agosto de 2014

Introducción 

Fidel Castro Ruz, con la lucidez que lo define, escribe:

“Repugnan los abusos cometidos a lo largo de la historia. / Hoy lo que se valora es lo que sucederá en nuestro planeta globalizado en un futuro próximo. Cómo podrían escapar los seres humanos de la ignorancia, la carencia de recursos elementales para alimento, salud, educación, vivienda, empleo decoroso, seguridad y remuneración justa. Lo que es más importante, si será esto o no posible, en este minúsculo rincón del Universo. Si meditar sobre esto sirve de algo, será para garantizar en realidad la supremacía del ser humano.”[1]

Miguel D’Escoto Brockmann, sacerdote nicaragüense, por su parte, aporta:

“Lo que nuestro mundo ha perdido […] es la espiritualidad. […] Cuando esta falta, se atrofia, o simplemente no se desarrolla simultáneamente con las otras características humanas esenciales, el resultado es un ser inhumano, o una nación monstruosa, motivada solamente por la codicia de lo material y lista siempre, como los Estados Unidos de América, a cometer cualquier crimen para saciar sus desorbitados deseos de poseerlo todo y de someter a todo el mundo bajo su diabólica voluntad imperialista. El cosmos retrocede al caos y muy probablemente hasta la extinción de nuestra propia especie. ”[2]

He aquí, en síntesis, lo que nos puede arrastrar a la extinción como especie. Los errores humanos, en el común de la gente, constituyen minucias como para achacarle a la misma los peores males y peligros que hoy nos acechan, tal cual se ha inculcado a lo largo de siglos. 

Y, como si nada ocurriera, la cultura imperial oferta el simple disfrute de la vida; el espectáculo convertido en fin en sí mismo; la banalización de la guerra; el soslayo de los asuntos políticos; la promoción del sentido común y no del sentido necesario del que hablaba Gramsci;[3] la engañosa inmediatez de la noticia, equivalente a positivismo, puesto que hace creer en la neutralidad de quienes ofrecen noticias escritas, habladas, visuales y virtuales. 

Estos fenómenos han llevado a no pocas personas de izquierda a abandonar los ideales revolucionarios o, en el mejor de los casos, a observar de largo las atrocidades y amenazas crecientes propias de la civilización occidental.[4] Sin embargo, lo que ahora acontece nos atañe a todos por igual, de presente o de futuro. Y ello si a este último la civilización occidental le brinda el chance de advenir; y si, además, los mortales, en mayoría visible y activa, nos movemos en función de que así sea, desde cada rincón patrio o desde aquél que se ha adoptado.

La mentira y el infundio como armas del sistema occidental



Las abundantes mentiras y quimeras, difundidas por los media de occidente, contra gobernantes, fuerzas progresistas, antiimperialistas y, ya no se diga, contra los procesos revolucionarios que hoy se desenvuelven, deben rechazarse de cuajo. Porque los embustes sirven de herramientas que, junto al garrote bélico de cualquier potencial que use o pueda usar el imperio, se convierten en instrumentos que sirven al propósito de preservar la actual esclavitud asalariada; misma que, sin exageraciones, ya resulta peor que la esclavitud antigua, llámese egipcia, griega, romana o de cualquier otra forma.

Y cuánta impotencia e indignación desata la impudicia que exhiben los monopolizados y encadenados medios de difusión occidentales cuando hablan, en abstracto, de las guerras que ellos mismos promueven y crean, virtualmente primero, realmente después, siendo, como efectivamente son, parte inseparable del poder imperial. De esta suerte, hablan de la crisis en Gaza, Siria, Ucrania, Iraq, Afganistán, Libia, Ucrania, y un largo etcétera, en el que es forzoso incluir a Venezuela, otra víctima de las protervas falacias de esos medios nefastos…

Digámoslo con todas las letras, en el mundo contemporáneo ya no hay, propiamente, guerras civiles, sino guerras provocadas e impuestas desde fuera, presentadas como guerras civiles en las que se enfrentan “buenos” y “malos”. A los primeros, Occidente les ofrece una “generosa” ayuda político-militar; a los segundos, precisa exterminarlos sin miramientos de ninguna índole, justamente por ser “malos”. Y hasta medios que se revisten de respetabilidad y cientificidad a toda prueba, le apuestan a la guerra, aunque pretendan dar otra imagen. 

Tal es el caso, por ejemplo, de National Geografic que plantea, con deliberado amañamiento, la guerra impuesta a Siria. En un número impreso de este medio, leemos en relación con Damasco, capital de esta valiente y digna nación árabe, que ella está: “Sitiada desde hace tres años por una guerra civil despiadada y cada vez más complicada que, a la fecha, ha cobrado 130000 vidas”. Y sigue: “Mientras las bombas caen cada día más cerca y la comunidad internacional no encuentra un camino efectivo para conseguir la paz […]” Y, no faltaba más, habla de los “rebeldes” a los que el gobierno de Bashar Al-Assad mantiene “fuera del centro de Damasco”.[5]

En Nicaragua, medios como el canal de noticias de Miguel Mora y señora, hace lo propio reproduciendo el mensaje imperial. En su tira de noticias, es frecuente leer este tipo de mensajes, nada inocente: “Israel acusa a Hamas de violar su propio cese al fuego”; “Venezuela y Argentina campeones Mundiales de la inflación”; “Canasta básica de Venezuela se dispara en 1300 dólares”; “Colombia captura a nica en operación antidrogas en el mar Caribe”. Cualquiera diría, a partir de este enfoque a las noticias, que Colombia e Israel hacen lo justo, en tanto que Hamas, Venezuela y Argentina proceden de mal modo.

Otros medios derechistas, deseando, de hecho, proteger a los que perpetraron el crimen cobarde del 19 de julio recién pasado, hablan de la necesidad de un juicio “justo”, de una policía que no se “parcialice”; de un proceso que no debe dirigirse a la persecución de “simples” “opositores”, etc. Ya conocemos este tipo de enmarañamientos. 

La quimera de los buenos y los malos 


Ahora bien, la división en “buenos” y “malos” a la que hemos hecho referencia, es una quimera; sólo existe en la imaginación. Nada evidencia la existencia de personas sólo buenas o sólo malas; sino personas, procesos y fuerzas en los que predomina la virtud o, por el contrario, el error, hoy llevado a niveles infrahumanos. Sin exageraciones, todo acusa que la perversidad es un fenómeno que se extiende, más y más, entre las fuerzas que gobiernan el mundo occidental.

Sin embargo, Occidente siempre ha achacado a los seres humanos en su conjunto la responsabilidad de todo lo malo que acontece sobre el planeta. En relación con esto, en un artículo de diciembre del 2013, expresamos: “… no debemos admitir como responsabilidad de todos los seres humanos por igual los males que aquejan a la humanidad. Léase, en términos de lo básico, […] el desempleo, la pobreza, la indigencia, el analfabetismo, la falta de atención médica, de techo, educación y seguridad social; y en términos de la relación humanidad-naturaleza, el calentamiento global, el agotamiento de los recursos no renovables, el descongelamiento de los polos, etc. Ello significa que a los seres humanos se nos atribuye por igual y cargamos […], con el peso de lo que hace el sistema capitalista por medio de sus transnacionales, su saqueo desmedido de los recursos naturales, su apropiación del trabajo y los bienes ajenos; ya no se diga, lo que provoca con su invasión, ocupación, saqueo y destrucción de naciones enteras.” [6]

Contradicciones sociales no deben ser necesariamente antagónicas


Las contradicciones son la base de todo desarrollo en cualquiera de las esferas del ser; hecho real constatable a cada instante.[7] Al seno de la sociedad humana, dichas contradicciones no han sido siempre, ni deben ser, forzosamente, antagónicas; es decir irreconciliables. Justo cuando adquieren carácter antagónico, sobreviene la lucha de clases que no es un invento, sino un descubrimiento científicamente expuesto por el marxismo, aunque fuera antes percibido como fenómeno por teóricos del capitalismo. Ella deriva de la existencia de la propiedad privada sobre los medios de producción más importantes. Hablamos de la concentración de la riqueza, natural o social, adquirida por las clases minoritarias a costa del trabajo y del esfuerzo ajeno, mediante explotación o por medio del despojo brutal.

Desde la esclavitud inicial hasta el presente, ha existido, entonces, un aparato especial a través del cual los opresores mantienen su dominio sobre los oprimidos. Hablamos del Estado,[8] con todas las complejidades que marcan hoy sus transiciones actuales, inadvertidas para el pensamiento dogmático, como si las categorías fueran inmutables.[9]

Sin embargo, jamás el estado opresor había llevado el antagonismo social al nivel en que hoy se expresa. Tampoco se había registrado la concentración de riqueza en minorías cada vez más insignificantes a escala global; ni el fenómeno de que las mismas amenazaran toda la existencia sobre el planeta, como lo hace, hoy, el sistema capitalista, con un cinismo que no tiene parangón; como cuando Obama dice creer, con cada fibra de su ser, “en el excepcionalismo de Estados Unidos”;[10] o cuando su Secretario de Estado habla sin desparpajo de que América Latina sigue siendo el patio trasero de su país, mismo que debe acercarse a ella con rigor.[11]

Pensaran, algunas personas, que estamos haciendo referencia a un tema trillado, empero a la preservación de la vida, en todas sus manifestaciones, no se le debe imponer límites de ningún tipo. Si insistimos en el fenómeno acusado es porque él se evidencia a cada paso, a cada momento. Permanentemente se hace sentir la agresividad del imperio en su conjunto, de sus mercados monopolizados, de sus transnacionales, de sus medios y de sus armas infernales…

Evitar la guerra, reto primordial del ser humano


“Los yanquees son los peores enemigos de nuestros pueblos, y cuando nos miran en momentos de inspiración patriótica y que nos buscamos con sinceros impulsos de unificación, ellos remueven hondamente nuestros asuntos pendientes, de manera que se encienda el odio entre nosotros y continuemos desunidos y débiles, y por ello mismo fáciles de colonizarnos.”[12]

Este pensamiento de Sandino, que hoy recoge a plenitud la Revolución Popular Sandinista, vanguardizada por el FSLN, sigue siendo un hilo conductor no sólo para América Latina, sino para todas las fuerzas antiimperialistas del mundo. ¿Quién, siendo realista y esté en verdad en su sano juicio, puede poner en tela de juicio la vigencia de estas palabras del héroe de las Segovias?

Es que, hoy, se impone con suma urgencia, unir el planeta en una inmensa unidad por la paz, en función de evitar el apocalipsis que se cierne sobre los seres vivos y de establecer un mundo sin hegemonismos, incluyente y no excluyente, como el que impone la nada civilizada cultura occidental. Sobre la base de esta unidad planetaria, se pueden sentar las bases reales del progreso y desarrollo de todas las naciones sin excepción; sin que ninguna se arrogue, como lo hace EEUU, derechos que nadie jamás le ha concedido, en aras de determinar los destinos globales; de aplicarle extraterritorialidad a sus leyes, o estimarse, junto con sus aliados como la Unión Europea e Israel, como ya quedó dicho, una fuerza excepcional a la que los pueblos, todos, deban rendirle tributo y pleitesía, sin miramientos de por medio.

En el actual orden que impera en el orbe, las fuerzas desestabilizadoras son todas una y la misma. Se le puede llamar CIA, USA-AID, FMI, BM, BID, FMA, ONU, “Comunidad Internacional”, transnacional, embajada de EEUU, de la UE, Club de Bildelberg, medios de “comunicación”, Mossad, al qaeda, EIIL, Al Nusra, servicios secretos de cada país de Europa Occidental, Canadá, Australia, Japón, así como de Colombia, Perú, Chile y Méjico, entre otros. Es el imperio mismo, con todos sus instrumentos para el engaño, el saqueo y la "destrucción constructiva" de la que habló el "bonachón" de Clinton, mismo que ordenó la destrucción de Yugoslavia.[13] Así se ensayaron las guerras que hoy se han desatado,[14] que “aparecen” de la nada y, luego, también de la nada, los países afectados se ven convertidos en “estados fallidos”.

El capitalismo yanqui-europeo, con sus ramificaciones en el resto del mundo, no exactamente cierre los ojos, más bien se hace el desentendido ante las atrocidades que él mismo provoca, ya no sólo con la OTAN, madre de todo terrorismo, sino con diversidad de instrumentos que manipula como convenga a sus intereses. Y desde luego, su costumbre es endilgar sus propios crímenes a países que no siguen sus dictados. Falta acá, mencionar a un actor de mucha importancia, Hollywood. Como acertadamente comenta un contacto que tenemos en Facebook, refiriéndose a esta industria que hace las veces de Ministerio de Cultura en EEUU, “allí es posible crear cualquier escenario”. Ensayar lo más descabellado e inhumano, añadimos.

De alcanzarse la paz secularmente anhelada, los pueblos, naciones, continentes podrían desarrollarse, no sin contradicciones, sino sin antagonismos. No vemos esto como algo fácil de alcanzar o lograr. Nada de eso. Pero, hoy, la lucha más apremiante es el logro de una paz global. 

El lujo irresponsable de negarnos lo posible


Sin embargo, existen personas que, quizá con buena intención, pero cegadas por el fanatismo religioso, torpedean el llamado a la paz que millones de personas hacemos en el mundo, lo que resulta hoy más inaceptable que nunca, sobre todo ahora que el orbe, insistimos, puede estar al borde de un holocausto total, por la ambición sin límites de las transnacionales imperialistas, sus medios y sus armas. Igual procede decir de aquellas fuerzas de izquierda que sustentan un discurso dogmatizado que les impide ver que las circunstancias actuales no se prestan para aplicar a la realidad lo que, en ésta, no cabe y tampoco se lanza al ruedo como necesidad.[15]

Empero, lo que no podemos hacer, ni por cerca, es darnos ese lujo, de por sí irresponsable e improcedente, de despreciar aquello que, siendo parte de la realidad y la posibilidad real, de una u otra manera, inspira, empuja y guía la lucha actual de las naciones, como:

-En el plano del desarrollo material, el aprovechamiento racional de los recursos energéticos y de otro tipo en función de promover la superación de la pobreza, asunto que del aire no puede ni iniciarse. En consecuencia, debemos responder a la proliferación del hipócrita discurso antiextractivista que sólo abona en pro de que Occidente siga extrayendo la riqueza de las naciones en su exclusivo provecho. Igual ocurre con aquéllos que, por ejemplo en Nicaragua, dicen estar preocupados por la afectación que pueda tener la construcción del canal interoceánico sobre su territorio. Ello lo expresan justo aquellos que soñaron conque correspondiera a EEUU el monopolio exclusivo sobre el potencial canalero de nuestro país, así como los que se han vuelto partidarios de la democracia imperial, tras haber renegado, de hecho, de su condición de izquierda.

-En el plano de las ideas liberadoras, se encuentra el cristianismo de base popular; la lucha que libraran por la unidad latinoamericana Bolívar, Martí y Sandino, entre muchos otros; la lucha abnegada de líderes extraordinarios como Hugo Chávez Frías por la liberación de los pueblos; la luminosa experiencia de la Cuba socialista de Martí y Fidel y la mil veces heroica experiencia del pueblo de Sandino y Carlos Fonseca; la praxis de Marx, Engels y Lenin, como guía para la acción.

-El BRICS que conforman Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica; la CELAC, que une a toda Latinoamérica, pese a la contraparte que algunos de sus miembros le hacen desde la Alianza del Pacífico (Chile, Colombia, México y Perú); UNASUR, conformada por Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay, Venezuela; PETROCARIBE, formado por Venezuela, Cuba, República Dominicana, Antigua y Barbuda, Bahamas, Belice, Dominica, Granada, Guyana, Jamaica, Surinam, Santa Lucía, Guatemala, El Salvador, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas; el ALBA, principal fuerza inspiradora de la unidad de Nuestra América, constituido, por Antigua y Barbuda, Bolivia, Cuba, Dominica, Ecuador, Nicaragua, San Vicente y Las Granadinas, Santa Lucía y Venezuela.

-La lucha heroica del pueblo sirio contra las fuerzas mercenarias que dirige el imperio en su territorio; la resistencia del pueblo norcoreano contra las acechanzas de EEUU; la potencia y valentía con que Irán desafía al imperio, al que obliga a decir que él y Corea del Norte son, desde el punto de vista estratégico-militar, pesos medianos, en tanto que China y Rusia son pesos pesados; la resistencia del diminuto y desarmado Gaza y la cada vez más cercada Cisjordania (partes restantes de lo que fuera Palestina), contra la violencia sin límites de Israel, apañado política, militar y financieramente por EEUU y todos las países de la Europa Occidental; el coraje, la determinación y certeza estratégica con que el libanés Hezbollah ha enfrentado a Israel en defensa de su país y apoyado, sin reservas, a Siria y Palestina contra el mismo enemigo; la resistencia que vuelven a librar los pueblos de Ucrania, particularmente los rusoparlantes, contra las fuerzas fascistas impuestas por Occidente en su país que otrora fuera parte de la URSS. 

-Aquí incluimos la prolongada resistencia que las FARC mantienen contra el más fiel aliado de EEUU en América Latina: el régimen dictatorial de Colombia que sueña ser el Israel de la región. Mención especial merecen los movimientos sociales de nuestra región estimados los más poderosos del mundo. 

Nada de lo arriba mencionado debe ser desestimado. Por el contrario, sobre todas estas fuerzas inspiradoras, a pesar de sus contradicciones y, no pocas veces, la inconsecuencia de algunas de ellas, deben forjarse las más grandes acciones conjuntas en contra del imperio yanqui-europeo, con su principal filial en Medio Oriente: Israel.

Es muy pertinente a este respecto, lo que aporta Thierry Meyssan refiriéndose a los conflictos desatados en Medio Oriente, lo que, a nuestro entender, se puede aplicar a las tensiones globales en su conjunto: “Lo que define de forma realmente duradera las fuerzas que conforman la dinámica del mundo árabe no es la diferencia entre partidos religiosos y laicos sino el hecho de estar en el bando de quienes colaboran con el imperialismo o en el bando de quienes han optado por la resistencia.”[16] Y no nos cabe duda alguna que Rusia y China pertenecen al segundo grupo. Más aún, sin estas potencias, el mundo entero estaría a merced del imperio. Y si ellas son o no capitalistas, es un hecho secundario. 

Fidel, elevando muy en alto a estas naciones que conforman el núcleo del BRICS y a los demás países que lo integran, acota: “Nadie encontró nunca una respuesta capaz de satisfacer las exigencias del mercado real que hoy conocemos, pero tampoco podría dudarse de que la humanidad marcha hacia una etapa más justa de lo que hasta nuestros tiempos ha sido la sociedad humana.”[17]

A menos que persistamos en el absurdo de lo perfecto en sí mismo, debemos asumir en su totalidad lo que José Martí, citado por el poeta peruano Winston Orrillo, escribe para referirse a los más justos entre los hombres como Bolívar, San Martín e Hidalgo; y, agregamos nosotros, entre los actuales procesos revolucionarios y antiimperialistas del orbe:

“Se les deben perdonar sus errores, porque el bien que hicieron fue más que sus faltas. Los hombres no pueden ser más perfectos que el sol. El sol quema con la misma luz que calienta. El sol tiene manchas. / Los desagradecidos no hablan más que de las manchas. / Los agradecidos hablan de la luz”.[18]

Por increíble que pueda parecer, el camino más cercano al socialismo es la paz de la que hemos hablado.

Notas:
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[1] Fidel Castro Ruz. “Es hora de conocer un poco más la realdad”. http://linkis.com/www.granma.cu/cuba/2/1tBFY
[2] Miguel D’Escoto Brockmann, sacerdote nicaragüense. “Naturaleza y origen del imperialismo” http://tortillaconsal.com/tortilla/en/node/14717
[3] Oriol Alfambra. Hegemonía e ideas dominantes. www.kaosenlared.net/noticia/hegemonia-e-ideas-dominantes
[4] José Carlos Mariátegui acota al respecto de quienes abandonan el campo revolucionario, lo que sigue: “Abandonar a los humildes, a los pobres, en su lucha contra la iniquidad es una deserción cobarde…” Citado por el escritor Winston Orillo en su obra Martí, Mariátegui, Literatura, Inteligencia y Revolución en América Latina. Editorial CAUSACHUN. 20 de julio de 1989. p. 61.
[5] National Geografic. Siria el caos de la guerra. Véase el editorial de este número y su parte medular “DAMASCO. ¿Caerán los muros?” Marzo de 2014. 
[6] Manuel Moncada Fonseca. “Ni las cosas ni las personas nacen predestinadas”. http://librepenicmoncjose.blogspot.com/2013/12/ni-las-cosas-ni-las-personas-nacen.html
[7] Véase, por ejemplo lo que Federico Engels expone en su “Introducción a La Dialéctica de la Naturaleza.” http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/75dianatu.htm
[8] Consultar al respecto F. Engels. El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado. En C. Marx; F Engels. Obras escogidas. Editorial Progreso Moscú. Sin fecha de edición. O bien, V. I Lenin SOBRE EL ESTADO. Conferencia pronunciada en la Universidad Sverdlovsk* el 11 de julio de 1919. http://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1910s/11071919.htm
[9] Al respecto de las posiciones dogmáticas, nos parece acertado el enfoque que sobre la realidad de los procesos de cambios en los países del ALBA, expone Juan Paz y Miño: “Ecuador vive un momento de posicionamientos en torno al poder, que origina contradicciones dependientes de la correlación de fuerzas sociales, más que de los alcances del Ejecutivo. Un fenómeno parecido al que viven los gobiernos de la Nueva Izquierda en Bolivia, Nicaragua y Venezuela, que no resultan comprensibles para las izquierdas tradicionales.” Véase su artículo ¿Estabilización política o cambios radicales? EL TELÉGRAFO - Primer Diario Público. Ecuador, lunes 28 de julio de 2014. Igual nos parecen pertinentes las siguientes palabras de José Carlos Bonino Jasaui en torno a Nicaragua: “Saber dar nuevo significado a la dignidad de un pueblo inspirado en el legado de Sandino, a casi un siglo de distancia, es un arte y un mérito de nuestro gobierno y de nuestro pueblo. Que a su vez, se encuentra en oposición al sistema, que alimenta la competitividad, el individualismo y el éxito personal, acompañado por la desmovilización de la conciencia y la memoria histórica.” Ver su artículo “Nicaragua ante la segunda independencia: Celebrando 35 veces 19 de julio.” http://www.librepenicmoncjose.blogspot.com/2014/07/nicaragua-ante-la-segunda-independencia.html
[10 Barack Obama. “Discurso de Barack Obama en la Academia Militar de West Point”. http://www.voltairenet.org/article184032.html
[11] John Kerry: “América Latina es nuestro patio trasero (...) tenemos que acercarnos de manera vigorosa”./ “Trataremos de hacer lo posible para tratar de cambiar la actitud de un número de naciones, donde obviamente hemos tenido una especie de ruptura en los últimos años”. http://www.forosperu.net/showthread.php?t=455491
[12] El Pensamiento Vivo de Augusto C. Sandino. Tomo I. Editorial Nueva Nicaragua. Managua 1984. p. 271.
[13] “Comenzando el 24 de marzo, 1999, las fuerzas militares de la OTAN, bajo la dirigencia de los Estados Unidos, castigaron a Yugoslavia con un bombardeo devastador de 79 días. Con más de 15,000 ataques, [la] OTAN bombardeó sin tregua las ciudades y pueblos yugoslavos, destruyendo fábricas, hospitales, escuelas, puentes, estaciones de abastecimiento de combustible y edificios del gobierno. Miles murieron y fueron heridos, inclusive pasajeros viajando en trenes y autobuses de transporte público y trabajadores en estaciones de televisión y de tele transmisión. También fueron bombardeados vecindarios civiles, más en Serbia que en Kosovo.” Comité de Redacción del Sitio Socialista Mundial. http://www.wsws.org/es/articles/1999/jun1999/sp-yugo.shtml
[14]Nazanín Armanian, Público. “Yugoslavia: ensayo de la “guerra humanitaria””. http://www.antimilitaristas.org/spip.php?article5162
[15] Marx en este campo, como en muchos otros, habla con acierto: “Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más altas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado en el seno de la propia sociedad antigua. Por eso, la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar…”. C. Marx. “Prólogo de la Contribución a la Crítica de la Economía Política”. En: C. Marx; F. Engels. Obras Escogidas en tres tomos. Tomo I. Editorial Progreso, Moscú. 1974. p. 518.
[16] Thierry Meyssan. “Extendiendo la guerra del gas en el Levante”. http://www.voltairenet.org/article184792.html
[17] Fidel Castro. Ob. cit.
[18] Winston Orillo. Martí, Mariátegui, Literatura, Inteligencia y Revolución en América Latina. Ob. cit. p. 70.